[Terminada] El destino es caprichoso y más cuando se trata de algo como lo que pasará entre ______ y Louis Tomlinson. Una relación del pasado rápida, alocada, peligrosa que le llevó a ser quien no era. Todo acabó, pero no para siempre. Ambos estaban equivocados cuando prometieron no volver a verse.

lunes, 28 de octubre de 2013

Capítulo 60.

Camino con las manos metidas en los bolsillos hacia la estación de autobuses más cercana. No tengo dinero suficiente para un taxi y lo único que me queda es el autobús.

Aspiro y, con las manos metidas en los bolsillos, sigo caminando, siguiendo las gotas que rebotan contra el suelo y, después, se rompen. Como yo.

¿Por qué es posible que una persona pueda afectar tanto en todo a otra? ¿Cómo es posible que alguien que para mí hace unos años fuera insignificante, no existía, ahora lo era todo?

Dina se ha ido del aparcamiento de coches, porque no veo su vehículo por ningún lado. Supongo que será porque ya sabía que Louis se había ido y no querrá verme destrozada.

Mis lágrimas bañan sin control mi rostro. No quiero hacer otra cosa que llorar y quizás eso solo sea de personas débiles, pero ahora mismo, yo soy alguien débil, frágil, que sólo con el roce de una simple yema, me rompería en dos. Y quizás eso fuese lo mejor.

Sigo andando y mojándome. Estoy cerca de la estación de autobús. La gente que lleva paraguas o chubasqueros me mira. No quiero dar pena, ni siquiera quiero que sientan nada hacia mí.

Un hombre se levanta nada más verme de la estación de autobuses, y me señala el asiento para que me siente.

-No, no hace falta. – Le digo.
-Por favor, señorita. – Me ruega.

Giro el labio y no quiero ser maleducada. Me siento.

Mi mente está nublada, gris. Sólo unos ojos azules son el color que veo en mi vida ahora mismo.

Le he perdido. Sí. Le he perdido. La agonía e impotencia es lo único que siento ahora.

Cojo aire y lo suelto intentando que las lágrimas no salgan en forma de bala de mis ojos y que nadie más se percate de mi delicada situación sentimental.

Inglaterra. Oh, Dios míos. Ya está. Ya se ha ido.  Ahora tendré que subir y poner la palabra fin. Todo esto habrá acabado.

De repente se avista el vehículo rojo y todo el mundo se pone de pie. Me espero a que todos pasen delante de mí y me pongo la última.

Suben animados, incluso la voz de un niño pequeño se me mete de lleno en los oídos, creándome algo de esperanza y de felicidad.

-Señorita. – Me reclama el conductor.
-Lo siento. – Me disculpo.
-¿Cómo va a pagar? ¿Tiene bono?
-No. – Niego.

El hombre me mira a los ojos y se asusta. Giro el labio y le tiendo un billete.

-Quédese con las vueltas. – Digo.

El hombre lo pasa por la máquina y yo paso sin ningún tipo de impedimentos hacia el último asiento.

Me siento y echo la cabeza para atrás, mirando el techo del vehículo que empieza a caminar y a vibrar.

Como dueles, Louis Tomlinson.

Cierro los ojos en el camino e intento que pase rápido. Sólo quiero llegar a mi casa y meterme en la bañera para que mi cuerpo se estabilice.

La siguiente estación es la mía. Me pongo de pie y pulso el botón rojo de las barras amarillas.

Casi me caigo cuando intento conseguir equilibro, pero me agarro a la barra.

El autobús para y yo bajo por la puerta del medio.

De nuevo me toco con toquecitos mi pelo que aún no se ha secado. Sigue lloviendo a cántaros. Maldito invierno, cada vez lo odio más. Cada año le cojo más asco.

Meto las manos en mis bolsillos y doy con un paquete de tabaco. ¡No me acordaba!

Saco una colilla de dentro y la pongo en mi boca, corriendo debajo de un tejadillo para que la lluvia no lo apague antes de encenderlo.

Pongo la mano para que la llama del mechero no se apague y lo enciendo. Lo pongo en mi boca y lo consumo.

-Por ti, Tomlinson. – Susurro.

Doy una fuerte calada, con rabia y odio, y muchos sentimientos a la vez.

Es como si pudiese quemar el pasado por un instante, es como si pudiese borrarle de mi mente por unos segundos. Como si la rabia se calmase cuando fumo.

Una mano aparece en mi campo de visión y arrebata la colilla, soplándola y tirándola a un charco cercano.

-Pero, ¿Qué haces? – Digo, sin saber quién es aún.
-Fumar no es sano. – Dice.

Levanto la mirada y es Liam.

-¡Liam! – Le regaño. – Joder, ese cigarro…
-Madre mía, preciosa. ¿Qué te ha pasado? – Pregunta, casi asustado.

Agacho la cabeza sintiéndome culpable. Su mano no tarda y se posa en mi barbilla, levantándome para que le mire a los ojos.

-¿Qué no me ha pasado? – Digo, contestando con otra pregunta a su pregunta.

Frunce el ceño y suelta mi barbilla. Mi cabeza cae por sí sola hasta su posición previa, y miro al suelo, viendo como el cigarro está inundado gracias al charco.

-Otra vez faltas mucho a clase. – Dice. – Pensé que estarías enferma.
-Sí. Estoy enferma. – Excuso.

El chico ríe y se agacha de cuclillas para mirarme a los ojos.

-No te creo. – Me dice.
-¿Por qué?
-Si estuvieses mala, primero, no fumarías; Y segundo, no andarías por la calle empapándose bajo una tormenta.
-Me han dicho los médicos que es una táctica curativa. – Le digo sacándome el paquete de tabaco otra vez y cogiendo un cigarro.

El chico se echa a reír mientras se pone de nuevo erguido y yo suelto una débil carcajada.

-No fumes. – Me pide.
-Lo siento, Liam.
-Es irónico. Te pido que no fumes, sin embargo, te vendo y te regalo el tabaco.
-Es tu culpa. – Digo.

El chico sonríe y yo sacudo mi cabeza mientras doy caladas al cigarro.

-No te venderé ningún tipo de tabaco a partir de ahora. – Dice.
-Bien. – Digo. – Perderás una fiel y regular cliente.

El chico se echa a reír y se abalanza sobre mi cuello, sin importarle lo empapada que esté gracias a la tormenta.

Le rodeo por el cuello con cuidado de no quemarle y siento como su respiración choca en mi pelo mojado.

-¿No vas a casa? – Pregunta, casi en mi oído.
-Iba. – Digo.

Liam se aleja de mí y me mira con sus ojos marrones, rasgados y profundos.

-¿Por qué? – Replico.
-Debes ir. – Dice.

Encojo mis hombros y doy la última calada al cigarro antes de tirarlo al mismo charco donde se encuentra el otro.

-Bien, iré. – Digo.
-Anímate. – Me pide. – Si necesitas algo, sabes dónde encontrarme.
-Te dije que no seré más tu cliente.
-¡Oh, mierda! – Exclama con ironía. – Yo pensaba hacerte el carnet de socia.

Le miro con un gesto de asco y le saco la lengua. Segundos después, le sonrío y le doy un beso en la mejilla en forma de agradecimiento.

-Hasta luego, Liam. – Digo.
-Adiós, ______.

Le sonrío y empiezo a caminar debajo del tejado. Ver a Liam me ha hecho bien, pero solo pensar que ahora tocará subir a la casa donde viví con Louis...

Niego con la cabeza mientras me aproximo al portal. Las lágrimas amenazan con salir, de nuevo. Pero contengo la respiración y me aguanto.

Paso al portal y me toco. Sigo estando empapada. El sabor a tabaco yace todavía en mi boca.

Un pinchazo en mi estómago se apodera de mí cuando de nuevo se me viene la sonrisa de Louis, su tupé y sus ojos oscuros cuando se enfadaba conmigo.

Ese beso en los vestuarios y esas ganas que nos teníamos aquella noche antes de que pasase todo…

Oh, Dios. Esto es horrible.

Esto que pasa ha sido como la luz. Brilla lo más que puede, pero llega el momento que se apaga, para siempre.

Comienzo a subir débilmente las escaleras. Las gotas que salen de mi ropa, e incluso de mi pelo, van dejando huella en cada uno de los peldaños antiguos.

Último esfuerzo. Solo quedan cinco peldaños.

Mis ojos siguen yendo a la dirección donde van mis pies, y continúo siguiendo el mismo ritmo apenado e impotente.

Paro un segundo. Veo unos pies con unas botas militares negras. Frunzo el ceño y cierro mis ojos.

Los aprieto y los vuelvo a abrir. Siguen estando ahí.  Ahora me llevo el puño y los masajeo. Los vuelvo a abrir, y ahí siguen.

Levanto despacio la mirada y veo unos vaqueros ajustados y oscuros. Unas piernas dobladas, sentadas en los últimos peldaños. Las manos entrelazadas con sus venas marcadas y sus uñas perfectamente cuadradas. Parece que su pulso le tiembla.

Cojo aire y mi corazón me va a mil. Creo que, sea quien sea, sabe que no quiero mirarle a los ojos.

En un segundo nace la esperanza dentro de mí. ¿Louis? No. No. No quiero pensar eso. Sé que él no puede ser. Está en Inglaterra.

El estómago me oprime demasiado y el corazón amenaza con salírseme por la boca.

-¿No quieres mirarme?. – Me pregunta.

Tiemblo. Esa voz. Esa maldita voz.

Estoy luchando entre levantar mis párpados o caerme desplomada al suelo.

La esperanza crece y se aviva cada segundo más.

Mis dejan de temblar y mi equilibrio permanece cuando veo que las dos manos se desenlazan y me atrapan las mías. Ese tacto tan suave y cálido…



7 comentarios:

  1. Oh por dios oh por dios oh por dios. Ha vuelto verdad?? Tiene que ser Louis tiene que ser, O.M.F.G No puedes dejarnos asiiii

    P.D: Acabo de actualizar mi descripcion de twitter a Nerry :) @auryn_sara

    ResponderEliminar
  2. omg omg que fuerte tiene que ser Louis, tiene que ser el por dios, ayayay que bonito siguela cuando puedas por fa es preciosa me encanta
    Bssss guapa

    ResponderEliminar
  3. Shit. Perfecto. Perfecto. Dios. No quiero que acabeeee! Sube pronto, please.

    ResponderEliminar
  4. ME MUEROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO TIA QUE FUERTE TIENES QUE SEGUIIIIIIR
    PD. Sé que no comento mucho pero siempre leo tus caps y me encanta como escribes :))))))
    atentamente: una Nerry ;))

    ResponderEliminar
  5. Vale, no puedes dejarme así, es increíble.¿Es louis? Oh dios, que intriga. No tardes en subir cap.
    Besos :)

    ResponderEliminar
  6. No noss puedes quedarr asii dioos!! Seguroo que es Louiss !! :)) Me encanta tu novelaa!! Por favoor sube el siguiente cap pronto me muero de ganas por leerlo ! :)

    ResponderEliminar
  7. Se me caen las lágrimas tia, literalmente ahora mismo, estan a punto de bajar por mi cara y parar a saber donde. Jobar.. q es el maldito Louis William Tomlinson, que no se ha ido, que esta ahi. Que cosas mas bonitas haces tia, estoy llorando. PD: Paro un segundo. Veo unos pies con unas botas militares negras. Frunzo el ceño y cierro mis ojos. SABES COMO HE MUERTO EN ESTE MOMENTO?! Te quiero Nere, todas tus Nerrys :')

    ResponderEliminar